¿De dónde salió aquello de “n, s o vocal”?

Por Zazil-Ha Troncoso

19/04/12

Por Zazil-Ha Troncoso

¿De dónde salió aquello de “las que terminan en n, s o vocal” como criterio básico en la acentuación de las palabras?

Para poder explicar por qué se aplica esa pauta que a manera de tonada nos inculcan desde pequeños en la escuela, antes debemos entender varios aspectos relacionados con la acentuación, partiendo de que si digo acento será para referirme al hablado, y tilde para aludir al escrito (´).

Lo primero es que si bien la mayoría de las palabras tienen una sílaba que destaca en su pronunciación, hay algunas que son átonas, es decir, sin acento, como las preposiciones -excepto según-, los artículos y los pronombres, de lo cual es posible percatarse si los juntamos con otras palabras.

Pongamos el caso de la preposición desde, donde claramente ubicamos que la sílaba tónica es la primera: DESde.  Pero al ligarla con otra palabra, pierde el acento. Prueba leyendo en voz alta: desdepeQUEña

Agreguemos un pronombre: desdepeQUEñamegusTAba. Y ahora, un artículo: desdepeQUEñamegusTAbalaCAsa. Como puedes apreciar, ni la preposición desde, ni el pronombre me ni el artículo la son tónicos.

Lo segundo es que el acento es relativo, como pasa con la palabra MIENtras, que pierde lo tónica en la frase mientrasTANto. O esta el caso de MaRÍa, con su acento muy marcado en la i, pero muy debilitado  si va seguido de otro nombre: MaríadoLOres.

Precisados ambos puntos, ya podemos decir que la función de la tilde no es distinguir entre palabras átonas y tónicas, puesto que si así fuera, entonces pequeña, gustaba y casa lo llevarían, al igual que mientras, tanto y Dolores, pero no es así.

Entonces, ¿por qué no llevan tilde si son tónicas? Simple: porque las reglas que nos dicen cuáles palabras deben llevarla aplican el llamado principio de economía, es decir, están estructuradas de modo que se tilde el menor número posible de vocablos.

De acuerdo con la Ortografía de la lengua española, para el siglo 18, después de que fuera casi inexistente, el uso de la tilde como indicador de la sílaba tónica se había vuelto una práctica generalizada.

La situación obligó a que interviniera la Real Academia Española y estableciera reglas para que la tilde se ajustara a dicho principio y no degenerara en una tildadera sin ton ni son.

Si queremos entender qué es el principio de economía aplicado a la tilde, es preciso saber que la mayor parte de las palabras del idioma español son graves, en mucho menor medida, agudas, y muy pocas son esdrújulas.

Empecemos con las más abundantes: las graves. Dentro de este grupo de palabras, que se acentúan en la penúltima sílaba, la mayoría terminan en n, s o vocal, entonces, para evitar tantas tildes, la Academia estableció que solo la llevaran las que se salían de esa pauta, es decir, las que no tienen esas letras al final.

De ótro módo, múchas palábras llevarían tíldes y entónces la lectúra se haría muy pesáda al saturárse los ójos con tánta rayíta, y no digámos lo terríble que sería la escritúra para tódos nosótros, ¿compréndes?

Y pasó a la inversa con las agudas, que se acentúan en la última sílaba y la mayoría terminan en letras diferentes a n, s o vocal, por lo cual se determinó tildar justamente las que terminaran en esas letras.

Si no, la verdád es que escribír, al iguál que leér, no sería un placér, sino una contrariedád por no podér parár de tildár. Sin dudár, sería fatál. ¿Te creerías capáz?

Respecto a las esdrújulas y sobresdrújulas, son tan pocas que se decidió que todas llevaran acento sin importar en qué letra terminen.

Y en cuanto a las palabras de una sílaba, se optó por no tildarlas en primera porque son muchas, y en segunda, porque sería obvio dónde quedaría la tilde, y por tanto, el acento, de ahí que solo se aplica en algunos casos con función diacrítica.

En conclusión, las reglas de acentuación permiten saber cómo se pronuncia una palabra desconocida, ya sea porque lleve tilde, o porque no la lleve y según su terminación podamos deducir qué sílaba es la tónica.

¿Difícil de entender? También es difícil de explicar, pero confío en haberlo conseguido.

Fuente: 4.

 

10 comentarios

10 Comments

  1. Mariana

    Interesante artículo, pero me sorprendió “Empezemos”.

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    • Horrografías

      ¡Gracias! Eso me pasa por andar protestando para mis adentros por esas ces en que se tornan las zetas de los verbos al conjugarlos.

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  2. Víctor

    Llámame raro, pero he disfrutado mucho con el artículo. Gracias por tu originalidad. Me apunto tu Twitter.

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    • Horrografías

      Je je je. ¡Raro! Ojalá algún día haya tantos que los raros sean los demás. Un abrazo.

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  3. yufa

    Por lo que yo sé, lo de “n, s o vocal” viene porque la mayoría de las palabras en español acaban en vocal y son graves, y, en general, las palabras conservan la posición de su acento durante la flexión (nominal o verbal).

    Si solo afectara a las que acaban en vocal, muchos plurales nominales y 3as personas del plural de los verbos que se sostienen en la forma singular quedarían fuera de la regla (dando lugar a “casa”-“cásas” o “come”-“cómen”).

    No sé, en cambio, si la afirmación de que la mayoría de las palabras agudas acaban en vocales diferentes a “n” o “s” es cierta. Pienso por ejemplo en la cantidad de palabras acabadas en “-ción”, “-sión”, “inglés”, “francés”…

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    • Horrografías

      Hola. Te entiendo perfecto porque es exactamente la misma duda que me entró cuando estaba investigando, pero la resolví consultando el Corpus de la RAE. Entre las 500 palabras más usadas solo hay 12 que terminan en “ión”, y terminadas en “es” no hallé entre las mil más usadas. No necesariamente resuelve la cuestión, pero me pareció un parámetro suficientemente aceptable, no sé tú qué opines. Saludos.

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  4. Manolo

    Lo explicaste de maravilla.

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  5. Fitoschido

    ¡Buenísima explicación! Qué bueno que se inventó la cantaleta «ene, ese o vocal», de otro modo no nos quedaría más remedio que escribir como lo hacen los vietnamitas, ¡ugh! 🙂

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  6. Imma

    Me encanta tu página. En poco rato he aprendido un montón de cosas. No dejes de escribir, por favor.

    Respecto a las reglas de acentuación dices que “las reglas de acentuación permiten saber cómo se pronuncia una palabra desconocida”. En tal caso, si conocemos la palabra podríamos obviar su acentuación. ¿No? (Es broma).

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