En un lugar muy lejano había un pueblo llamado…

Por Zazil-Ha Troncoso

Salsipuedes, El Chongo Morado, La Chiripa, El Varo, La Longaniza, La Conformidad, El Chicle, La Parida, Los Apuros, Casi el Paraíso… En materia de nombres de pueblos no hay limitaciones, como bien ilustra esta pequeña muestra de localidades del estado de Zacatecas, en México.

Los nombres de un lugar, llamados topónimos, tienen infinidad de orígenes, y en este caso, a falta de certeza, solo podemos aventurarnos a imaginar qué situación llevó a que, por ejemplo, un pueblo del municipio de Valparaíso terminara llamándose La Turista.

En un análisis de los nombres de las 4,672 localidades de Zacatecas, podemos ver que muchísimos incluyen características geográficas: arroyo (seco, gordo, del muerto…), agua (blanca, prieta, fría…), mesa, charco, loma, tierra, rancho, pila, salto, noria, ojo de agua.

También hay referencias a ubicaciones muy locales al incorporarles “de arriba”, “de enmedio”, “de abajo”, o las creadas por el hombre, como cruce, curva, entronque, paso… O las que hablan de una gran devoción que se expresa en nombres de infinidad de santos, vírgenes y hasta el mismísimo Nombre de Dios.

Pero hay otras verdaderamente peculiares, como es el caso de Motor Amarillo, Viga Quemada, La Puerta de la Petaca, Sábana Grande o Los Tres Arbolitos, una gran referencia considerando que este pueblo se ubica en el municipio de Pinos, en pleno semidesierto.

Otros topónimos de Zacatecas terminan teniendo un divertido doble sentido, como Purísima de Abajo, la Tetarrona, La Congoja de Abajo y El Palito de la Virgen. Y por supuesto, hay muchos nombres de animales, de árboles, de plantas. También los hay exóticos: Francia, La Habana y Antártida Chilena.

Unos más aluden a profesiones, como El Carnicero y El Zapatero. Otros, a posibles condiciones de sus habitantes, como podría pensarse de Los Finos o Los Guapos. También hay nacionalidades, como El Chino, El Gringo, y hasta un despectivo El Gachupín.

Para mí, el que se lleva las palmas es La Y Griega, en el municipio de Sain Alto. Pero es cuestión de gustos, así que les dejo esta selección de nombres peculiares de localidades con el municipio al que pertenecen. Que los disfruten.

Calera: Las Amarradas, La Espía, Nombre de Dios.

Chalchihuites: Agua de la Vieja, Chupaderos, Las Culecas, El Ermitaño, Rancho del Cura.

Concepción del Oro: La Punta de la Cuchilla, El Milagro Apache.

Cuauhtémoc:  La Congoja de Abajo (y de Arriba), Los Gallegos.

Fresnillo: El Ahijadero, El Amores, Los Apuros, El Atorón, La Cabañita Azul, Cancún, Chiquiponky, Colonia El Obligado, Huerta La Suprema Corte, El Jocoque, Pozo Los Fracasados, La Chicharrona, El Sacrificio, San Martín de los Pajaritos, La Viuda.

Genaro Codina: Ojo Seco, Santa Cruz de Piedras Cargadas.

Francisco R. Murguía: El Cerro de la Señora Bernarda, El Chicle, San José de la Camisa, San Juan de Ahorcados.

Pánfilo Natera: El Cabezón, La Habana, Rancho La Contrahierba.

Guadalupe: La Cocinera, Rancho Las Chamarras, El Tatantón.

Huanusco: Descargadero, Mexiquito, Las Nicolasas, El Remudadero de Abajo, Rancho El Pobre, El Suspiro.

Jalpa: El Fanfarrón, Maña, El Molcajete, El Palito de la Virgen, La Piedra Parada, Casi El Paraíso, Las Tareas.

Jerez: La Aguanosa, Casa de Tío Díaz, El Chilaquil, La Cohetería, Encino Mocho, El Manicomio, Los Manueles, Puerta de Coche, La Última Lucha.

Jiménez del Teul: El Hule, Juan Pobre, La Mota, El Obispo.

Juan Aldama: Ranchito Triste.

Juchipila: Guadalajarita, El Paisano, Pueblo Viejo.

Loreto: Motor Amarillo.

Mazapil: Agua de Cuca, El Chiquero, El Muerto, El Dormido, El Gringo, La Mejorada, Palo Gacho, El Quemado, Sábana Grande, El Viborón, El Zancudo, La Zorra.

Melchor Ocampo: La Crucita, La Maroma, El Pachango.

Mezquital del Oro: Agua Caliente, Agua Tibia, El Catrín, La Conformidad, El Susto, La Uva.

Miguel Auza: Botas, Delicias de López Velarde.

Mómax: La Manchada, El Rebaje.

Monte Escobedo: La Ceja de Jesús María, Francia, La Longaniza, La Masita, El Pocito, El Infiernillo, El Buen Retiro, El Gato, La Tetarrona, El Varo.

Moyagua: Las Azoteas, La Bolsa, El Comité, Las Paredes.

Nochistlán: El Chocolate, La Cuartilla, Malpaso, Palo Redondo, El Peine, Los Polvosos, Los Pulidos.

Noria de Ángeles: Antártida Chilena, La Larga.

Ojocaliente: Lluvia de Estrellas, Plan de la Rata.

Pánuco: El Desparramadero, El Gachupín, Las Goteras.

Pinos: Agua Señora, El Amorocito, Charco El Perro, El Chino, La Chiquilla, La Congoja, El Cuartito, Los Cuates, La Espía, El Garabatillo, El Golpe, La Mulita, Las Pollas, La Puerta de la Petaca, Purísima de Abajo, Sam-El-As, Los Tres Arbolitos, Viento Libre, El Zapatero.

Río Grande: Tetillas.

Sain Alto: El Capadero, Las Bolitas, Rancho Redondo, La Y Griega.

Sombrerete: Caldo Gordo, Rancho Cercadito, El Capricho, El Escritorio, La Güera, Miguel Chiquito.

Tabasco: El Sabino Caído.

Tepechitlán: Goteras, El Guitarrero.

Tepetongo: El Cuidado, El Maresito.

Teul de González Ortega: La Loma del Nene.

Tlaltenango: Charco Redondo, El Cuate, Los Guapos, Los Planes, Ponteduro, El Trozo.

Trancoso: Pozo del Coco, La Chiripa.

Trinidad García de la Cadena: El Chongo Morado, Espinazo del Diablo, El Tambor, La Tetilla, Las Vueltas.

Valparaíso: El Alambre, Los Baños, El Chacuaco, El Chorro, Los Finos, Infiernillo, Mala Noche, La Parida, El Resbalón, Salsipuedes, La Turista, El Ventarrón, Viga Quemada.

Vetagrande: El Llano de las Vírgenes.

Villa de Cos: El Abandonado, La Abundancia, El Chubasco, El Garabato, La Miseria, El Olvido, Rancho El Infierno, Rancho La Paciencia, Reyno Unido, El Terremoto.

Villa García: El Bautismo, El Preciado, La Tacha, Tierritas Blancas.

Villa Hidalgo: Los Tres Cerritos.

Villanueva: El Carcelero, La Joya de Abajo, Malpaso.

Fuente: Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México.

La madre, una palabrota en la jerga de los mexicanos

Por Zazil-Ha Troncoso

Más allá de la veneración, con todas sus aristas, que la figura materna despierta en los mexicanos, la palabra madre es sin duda uno de los principales elementos del lenguaje coloquial de ese bello y jocoso país.

Madre y sus derivados pueden significar cantidad, importancia, calidad moral, estado físico, sabor…

Así, cuando alguien gana un salario bajo, gana una madre. Y si tiene muy poco de algo, digamos, de aceite en la cocina, nada más le queda una madre, y si es muy poquito, una minimadre o una madrecita, y si es nada, no le queda ni madres. Pero si es mucho, es un putamadral.

Que es un patán, tiene poca madre, y si es peor, no tiene madre. Sí, puras malas palabras, y sin sustituto que tenga la misma fuerza expresiva, tiene su eufemismo: qué poca abuela.

Y si es todavía peor, podría ser un hijo de puta, pero no, es un hijo de su puta madre, para que quede claro. Si llegas al punto en que lo detestas, te caga la madre. Por el contrario, si es buena onda, es a toda madre.

Una buena película también puede estar a toda madre, o bien, poca madre, o cortito, está de poca. O está con madres. O no tiene madre, algo así como que no tiene comparación.

También está el hijo de tu madre, un recurso amable para quienes no gustan de que los manden a lavarse la boca con jabón.

Puede usarse para bien o para mal, o como una simple expresión. Que hizo el trabajo rápido: ¡hijo de su madre! Que se portó mal: ¡hijo de su madre! Que ya me voy: a dónde vas, hija de tu madre.

O está esa situación en la que algo te importa un comino, un rábano o un pepino, sean reverendos o no, pero al mexicano, ¡le vale madre! Y si la situación es permanente, entonces practica el valemadrismo. ¿Algo se arruinó? Simplemente valió madre. O quedó pa’la madre.

¿Para qué sirve? Pa’pura madre, es decir, para nada. O sirve para dos cosas: pa’pura madre y pa’pura chingada.

¿Que quieres que me levante a las 6 de la mañana a sacar la basura? No, ni madres. O sea, ni loca. A menos de que me dieras algo a cambio, pero seguro me darás pura madre. O sea, nada.

Ya corrieron a alguien del trabajo, le dieron en la madre, o sea, lo arruinaron, al menos por un buen rato. Se cayó y se lastimó muy feo: se dio en la madre. Le dije sus verdades, le di en toda su madre.

Que lo golpearon: le dieron en su madre. O simplemente, se lo madrearon. Es decir, le pusieron una madriza. Eso significa que le rompieron la madre. O poniéndole drama: le rompieron todo lo que se llama madre.

Luego llega alguien y te dice que un amigo chocó y exclamas ¡madre mía!, en tono semejante al ¡Jesús, María y José! Y fíjate que además va a tener que pagarle al otro tipo… ¡en la madre! Algo así como ¡qué mal!

El antro está muy lejos, o sea, está hasta la madre. Si llegas por fin y encuentras que no cabe ni un alma, está hasta la madre. Que ya tu amigo se puso borracho, está hasta la madre. ¿Por qué se emborracha? Porque está harto de todo, es decir, está hasta la madre.

Que va muy rápido, va a madres. Que dura poco: no dura ni una madre. Que sabe feo: sabe a madres. Que huele feo: huele a madres. O apesta: apesta a madres. Que decía muchas groserías: estaba echando madres.

Y bueno, qué se puede decir de la madre de todos los insultos: el chinga tu madre. El conchetumadre de los chilenos.

A final de cuentas, cualquier cosa puede ser una madre: pásame esa madre que está arriba de la mesa, no le entiendo a esta madre, me gusta esta madre, dónde consigo esa madre, cuánto cuesta esa madre.

También está el desmadre, oh sí. Ese cuarto desordenado está hecho un desmadre. No lo limpia porque se la pasa con los amigos: anda en el desmadre. Rebelde, le gritoneó a las padres: les hizo un desmadre.

O que ya rompió algo, lo desmadró. Dicho de otro modo, quedó desmadrado. O bien, le dio en la madre.

Y qué tal cuando se usa madre para reforzar una pregunta, sin que signifique nada más que una señal de enojo, de preocupación, de desesperación: dónde madres andabas, por qué madres llegaste tan tarde, quién madres te dio permiso, qué madres estabas haciendo.

Termino tanta madre con esta joya: los mexicanos somos muy dados a decir ultimadamente, como quien dice en última instancia, pero si se le quiere poner énfasis, entonces saldra un complejo ultimadamadremente. Pero bueno, ultimadamadremente, así es la cosa.

De ahí pasamos directamente a la palabra mamar que da el omnipresente y multifacético no mames de los mexicanos. Que tengo hambre: ¿a esta hora?, ¡no mames! Que se murió: ¡ah no mames!

Contó un mal chiste: ay no mames. Molesta todo el día: no deja de estar mamando. Está muy rico este platillo: está de no mames.

Y por supuesto, tambien aquí hay un eufemismo: no manches. Más expresivo: no manches tu vida.

Decir algo sin sentido es decir una mamada. Dejar a alguien plantado es hacerle una mamada. O que llegó tarde: tenía que salir con su mamada. Es que me demoré en salir porque tenía frío: inventa otra mamada. La película estuvo muy mala: era una mamada.

Pasamos a uno de los chistes preferidos de los mexicanos para el presidente en turno: “Le dicen el espermatozoide. Por qué. Porque si no sale con una mamada, sale con una jalada”.

Se trata de un juego de palabras en donde mamada y jalada son, en un sentido, payasadas, pero en otro, una alusión directa al sexo oral (que en realidad es bucal, ash) y a la masturbación.

Ahora vamos con otra palabra estrella de la jerga mexicana, también muy maternal: el mamón. Es decir, ese tipo que tiene una actitud que lo vuelve insoportable, o simplemente se cree mucho.

Tal vez no lo es: tal vez solo anda en plan mamón. O anda de mal genio y no le quiere hablar a nadie, o sea, anda de mamón. O es selectivo y trata bien a unos cuantos, pero con los demás es bien mamón.

Que no quieres ensuciarte la boca con la grosería, pues en lugar de decir que es bien mamón dices que es bien mamila. O muy indirectamente, aunque en México todos lo entienden: quema mucho el sol.

Cerramos con la madre de todas las ironías: en el otro extremo, la palabra padre. Si está bonito, está padre. Vamos de paseo: ¡qué padre! Disfrutaron? La pasaron padre. ¿Qué se podría decir de este artículo? ¡Que está con madres!