¿Por qué “el” agua, pero “las” aguas?

Por Zazil-Ha Troncoso

18/06/12

El agua, las aguas. El arma, las armas. El águila, las águilas. El hacha, las hachas. Si son palabras femeninas, ¿por qué también se usan en masculino si acaban en a?

La norma lo explica todo: si la palabra, como ya decíamos, termina en a, pero también empieza en a o en ha -sonoramente es lo mismo-, y además la primera sílaba es tónica, entonces el plural es femenino, pero el singular es masculino.

Si el singular fuera femenino, se juntarían las aes y terminaríamos diciendo l’agua, l’águila… Como el plural termina en s, no se da ese problemilla, por eso podemos decir las aguas, las águilas.

Pero aunque estén en masculino, tienen la peculiaridad de que las palabras que las acompañen van en femenino, al igual que en el plural: el agua bendita, las aguas benditas.

Otros ejemplos: el águila a la que me refería, , el agua está helada, el hada madrina, el hacha terminó rota, el alma está adolorida, no había ningún arma, el área está cercada, ¿hay algún aula desocupada?

Si te fijas, alergia, algarabía y hamburguesa también terminan en a y empiezan en a o en ha, pero la primera sílaba no es tónica. Por eso son igual en plural y en singular: la alergia, las alergias.

Fuente: 3

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